Erletxe.- Desde que comenzó esta situación de emergencia social las instituciones públicas están improvisando entre la inercia de no querer hacer y la presión social que les obliga a hacer a regañadientes. Mientras, el trato a las personas de apoyo es el ninguneo y la mentira. Algo a lo que desgraciadamente nos tienen acostumbradas pero el desprecio por las personas y sus vidas nos parece intolerable. El caso de Abdul es solo el último capitulo de la inhumanidad mostradas por los y las representes de las instituciones públicas, en especial las de nuestro pueblo.
La Red de Acogida generada estos días en Irun realizó el pasado domingo una protesta a las puertas del Ayuntamiento para que se escucharan nuestras demandas de ACOGIDA DIGNA. Si bien en un principio nuestra demanda era solamente de ACOGIDA un vez una vez que activaron al menos unos servicios mínimos, tuvimos que recalcar que la ACOGIDA fuese DIGNA.
Pues el siguiente capítulo es más terrorífico todavía, sabiendo que hay más de 50 chavales y chavalas en transito en la ciudad, desactivan el recurso del fin de semana, en MARTINDOZENEA, diciendo que era una situación de excepción y emergencia. Por supuesto sin ninguna información al respecto[1], ni a las personas que están trabajando en los servicios subcontratados por el Ayuntamiento: Cruz Roja y Rais, y mucho menos al grupo de apoyo. Que en lugar de considerarnos, como el resto de grupos y gentes de este pueblo, UN GRUPO DE APOYO, nos consideran una molestia.
El lunes 13 de agosto, no sabíamos si el próximo recurso sería las instalaciones del instituto Plaiaundi y si sería un lugar definitivo. Si se daría acogida a las que lleguen y a las que están, y qué capacidad estaban barajando de camas, comidas, cenas,... ¿Se puede improvisar de esta manera con las vidas de las personas? Hoy sabemos que será en el colegio de Lekaenea hasta finales de septiembre, pero con la norma de los cinco días. Con lo que habrá mementos que se vuelva a repetir lo de este fin de semana y que se denunció en la última concentración.
Entre tanto, el viernes a la tarde, una pareja que paseaba en bici por el bidegorri de Hendaia encuentran a un joven literalmente “tirado” en muy mal estado. Se acercan a hablar con él como pueden y les pide socorro. Van a su casa a por un vehículo y le acercan a los dispositivos habilitados por el Ayuntamiento ya que la ambulancia se niega a socorrerles allí mismo. Para no extendernos en detalles, nos centraremos en las últimas 12h del angustia que las personas del grupo de apoyo hemos vivido con respecto a la situación de Abdul, que así se llama. Abdul es un joven refugiado somalí, que a consecuencia de una caída tiene una vertebra aplastada y no es capaz de sujetar su cuerpo a pesar de que puede que apenas pese 40kg. Tiene la condición de asilo dictada por Alemania, pero por su situación, no puede permanecer sentado, no pudo tomar el avión en Francia como tenía previsto.
Después de conseguir, no sin pelear, que le dejaran en boxes del Hospital Comarcal para que le atendiera el traumatólogo y le dieran la medicación contra el dolor, ya que es crónico y que le atendieran las 24h dado que es totalmente dependiente, después de que a las 8:15 de la mañana primero una compañera y luego otra, hablaran con responsables médicos, enfermeras, etc.., después haber hablado con la responsable del Área de Bienestar Social y con la técnica de migración y que la primera se comprometiera con ambas realizar las gestiones necesarias para garantizar un lugar de acogida y asistencia, después de que hayamos estado haciendo seguimiento toda la mañana a la espera de las llamadas pertinentes que nos dijeran cuál iba a ser la solución más favorable para Abdul, después de todo eso, la única llamada que llega es la del Servicio Foral de Urgencia Social (SFUS) para decir que se queda en la calle, a las 18:15h de la tarde.
En ese momento, la impotencia y la indignación corren a raudales por las redes sociales, las compañeras que están en el hospital, una vez más, como personas ingenuas que somos, no nos podemos creer la total carencia de valor que se da a la VIDA de quienes no tienen nada y se la juegan para poder sobrevivir dignamente. Allí mismo intentan buscar ellas mismas soluciones con el personal del hospital y consiguen que dos técnicas del SFUS acudan al comarcal a valorar “in situ” el grado de autonomía de Abdul.
Y aunque el final de la historia, 12 horas más tarde de la primera gestión matinal y después de todo un fin de semana de pelea para que este joven somalí no se quedara en la calle de nuevo, la solución ha sido que le acogen temporalmente en una residencia de personas mayores dependientes, todas las personas implicadas no podremos olvidar el poco respeto que profesionales y políticos tienen por la VIDA. Éste esta siendo un duro aprendizaje para muchas de nosotras y nosotros, que está dejando una huella de decepción, hartazgo, dolor, indignación,… y un montón de adjetivos que no nos atrevemos a plasmar aquí.
Aun así, nos queda siempre el agradecimiento a decenas de personas solidarias que están dándolo TODO por esta causa: UNA VIDA DIGNA PARA TODAS. ¡Mil gracias!
Notas:
1. El Mundo (14/08/2018) "En principio, los inmigrantes debían abandonar ayer el gazteleku de Irun aunque al cierre de esta edición ni SOS Racismo ni Cruz Rojo conocían la nueva ubicación." http://www.elmundo.es/pais-vasco/2018/08/14/5b72a9dcca47415a1f8b4627.html