Arrastramos uno de los mayores índices de paro de Gipuzkoa y uno de los peores Producto Interior Bruto de la provincia. Irun ha sido, es y si seguimos por este camino, seguiremos siendo la periferia del territorio. Ni es motivo de orgullo ni motivo de desafección, es la realidad.
Una realidad que nos la han recordado cada lunes las/os pensionistas movilizadas/os, con unas pensiones que en lo que a miseria se refieren encabezan las mujeres. Las mismas que tienen que echar una mano en sus descendencias, bien en forma económica bien en forma de cuidadoras y cuidadores. Mientras sus hijos/as trabajan en uno de los miles trabajos precarios, los abuelos proliferan en los parques infantiles.